En este mes de marzo, despedimos y conmemoramos con amor, valor y profundo agradecimiento a una referente indiscutida no solo del mundo del vino, sino también a una mujer que dejó huella y que fue pionera en la vitivinicultura.
María Isabel Mijares y García-Pelayo: Alma inquieta, feminista, luchadora de sus convicciones y apasionada por el mundo del vino, fue la primera mujer en obtener el título de enóloga en su país y en dirigir una bodega en España.
Su destino inicial no era la enología sino que primero estudió Ciencias Químicas en Madrid, antes de mudarse a Burdeos, Francia, adonde viajó gracias a una beca. Allí obtuvo su licenciatura y doctorado en Enología. Su primer destino fue Villafranca del Bierzo, una de las zonas que hoy se destaca en el mundo.
Fue mucho más que una enóloga extraordinaria; fue una mujer valiente, una pionera que desafió las expectativas y conquistó fronteras. Desde sus humildes comienzos hasta sus logros incomparables, siempre destacó su pasión, su determinación y su visión inquebrantable.
Recorrió caminos difíciles, enfrentando obstáculos y prejuicios. En una época en la que las mujeres raramente eran vistas en la industria del vino, ella abrió el camino, demostrando que el talento y la dedicación no conocen límites de género.
En los 70’s, la llamaban «análoga» y no enóloga. «Tenía moto, fumaba puros e iba a los bares con mis compañeros» contaba en las charlas muy orgullosa y con mirada brillosa sobre aquellos recuerdos. En 1982 comenzó a conducir la Guía de Vinos Repsol. En ese mismo año se convirtió en la primera mujer en presidir un Consejo Regulador del Vino, la DO de Valdepeñas, en Ciudad Real.
«No querían que entrara en las bodegas porque creían que iba a enturbiar los vinos en ciertos días y no se dirigían a mí cuando querían algo; querían hablar ‘con mi jefe.” contaba estos hechos ya anecdóticos y con cierta sonrisa pacífica en sus entrevistas.
En 1984 empezó a trabajar con la ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) en Perú, Bolivia y Colombia. Comenzó a asesorar a bodegas y por aquel entonces, un día voló a América del Sur para brindar su caudal de conocimientos a los gobiernos para el desarrollo vitivinícola. En Bolivia creó el centro vitivinícola de Tarija, “cuyo jefe sindicalista era Evo Morales”, relataba.
Esa experiencia en proyectos de altura, la llevó a ser convocada por los propietarios de la Bodega Puna, ubicada en Cachi en Salta, a unos 6,5 kilómetros del pueblo. Rodeada de paisajes soñados y creada en 2017, supo ganar su espacio en el Valle Calchaquí.
Cuando hablaba de la bodega se le encendía la voz y la mirada: “Puna fue un proyecto que me enamoró; el paisaje, el entorno natural, el equipo humano, el ambiente», contaba.
Hoy, Bodega Puna, conmemora a Isabel, por su valor, su perseverancia, su profesionalismo, su tenacidad, su humor, su energía permanente y su pasión por los vinos de altura máxima y por haber cumplido un sueño junto a la familia Puna.
Celebramos a las mujeres todo el mes de Marzo levantemos una copa en honor a aquellas mujeres que como Isabel, abrieron camino para que hoy podamos contarlo y hacer historia.
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.